¿Es difícil generar ideas de negocio? Una perspectiva artística, by Juan Aguilar

Los procesos creativos a la hora de desarrollar ideas

¿Qué puedo ofrecer? ¿Qué buscan mis potenciales clientes? ¿Cómo hago para que me compren? Estas son 3 preguntas muy típicas que nos hacemos las personas que queremos emprender.

La profundidad de las preguntas y de sus respuestas depende de cuán amplio sea la perspectiva con la que se abordan.

Los emprendedores precisamos una serie de características o actitudes a la hora de llevar a cabo nuestra actividad: flexibilidad, fluidez, resiliencia y tolerancia a la incertidumbre.

Quizás si hablamos de arte, en sí no vamos a encontrar ninguna conexión con el emprendimiento y con estas actitudes necesarias del emprendedor. Pero, nada más lejos de la realidad. El arte liga con la creatividad, con la generación de ideas en el caos, escenario necesario para su puesta de manifiesto. La propia creatividad requiere de flexibilidad, resiliencia, fluidez y tolerancia a la incertidumbre. Encontramos pues, un punto de conexión entre el arte, la creatividad y el emprendimiento.

La importancia del arte y de la creatividad se deja ver en la interferencia que tiene el diseño en las decisiones de los usuarios. Además, este puede tener una influencia notoria sobre la experiencia de los usuarios respecto al producto o servicio.

Los procesos creativos, en definitiva, nos permitirán abordar cuestiones fundamentales para los emprendedores desde otra mira, haciendo que la formulación de la pregunta influya de forma definitiva en la respuesta que pueda dársele. En este sentido, Tina Seelig, ofrece un paradigma que, si bien es sencillo, tiene un significado profundo. Si nos preguntasen: ¿Cuál es el resultado de sumar 5 + 5? El resultado solo puede ser uno. Pero, y si ¿Formulamos la pregunta de tal forma que, qué dos sumandos dan como resultado 10? Entonces, la respuesta puede ser infinita. Simplemente el darle la vuelta al proceso de generar ideas a través de un proceso creativo puede suponer el origen de un proyecto creativo.

Otra afirmación que viene al caso es rascar donde no pica: esto es muy común en el campo de la osteopatía, donde se observa al paciente desde una perspectiva más holística y menos aislada, a diferencia de lo que se ha hecho en la fisioterapia años atrás.

Si antes hablábamos de las actitudes del emprendedor, ahora podemos citar cuál puede ser una de las claves en los procesos creativos: la divergencia de las personas involucradas en este.

Generación de ideas

La generación de ideas es un stage muy importante en el desarrollo de un proyecto de emprendimiento. Sin embargo, en ocasiones suceden dos situaciones problemáticas: de un lado, que la generación de ideas se produce bajo un mando lógico, lo cual merma el trabajo de nuestra creatividad, lo cual puede parecer una paradoja; de otro, que la generación de ideas no tiene un lugar específico y correcto dentro de la metodología que se aplica para el desarrollo de un producto final. Así, en ocasiones nos encontramos que el problema está en el propio método, lo cual nos llevará a que tengamos que dejar de cavar en el hoyo, en lugar de seguir insistentemente por dicho camino. La metodología supondrá la aplicación de cierto orden, que en cualquier caso debe respetar el caos necesario para que los procesos creativos y de innovación tengan lugar. De hecho, la innovación es la aplicación práctica de procesos creativos.

La generación de ideas tiene su lugar, y no es el primero: antes que nada debemos realizar un planteamiento y una investigación junto a las conclusiones, ya que debemos delimitar qué rumbo ha de tomar dicho trabajo de generación de ideas. Así, le seguirán las propuestas, el desarrollo, el producto final y la verificación. En cualquier caso, estos pasos no son estancos o rígidos, sino líquidos o flexibles. Unos procesos tendrán lugar en otros, mostrando cierta interrelación.

¿El problema está en la generación de ideas?

Una cuestión interesante es si la generación de ideas es en sí un problema. Las empresas deben llevar a cabo modificaciones de sus productos o servicios que ofrecen a los usuarios y para este cometido se encomiendan a expertos creativos que les ofrezcan soluciones transgresoras. Durante el proceso de generación de ideas, las propias empresas pueden mostrarse reticentes a las propias ideas generadas, siendo observadas como una amenaza, como una locura. Al contrario de lo que podríamos pensar, el problema no radica en la generación de las ideas, sino en el manejo del discurso de las mismas. La perspectiva creativa debería articularse apuntando al usuario, y no al cliente: y el cliente debe saber eso. En este sentido, una problemática bastante habitual se encuentra en la definición de cuál es el problema. La creatividad, en este discurso, debe trabajar para mejorar la situación de la empresa y ofrecer una solución efectiva.

Procesos creativos y herramientas

La brújula de recorrido

Si tuviera que quedarme con un elemento de la primera clase de Juan Aguilar sería sin duda esta herramienta. Básicamente se alinean por un lado las inquietudes de los emprendedores con diferentes sectores de actividad a los que estos se dedican. Se añade un ingrediente fundamental: el juego. El escenario creativo demanda una conexión de los puntos de forma que se creen triángulos (3 elementos) dando lugar a una generación de ideas a través de un proceso creativo con una alta probabilidad de potencial éxito: no puede ser de otra forma, se está motivando a los emprendedores a desarrollar en campos y aspectos que son de su agrado y que además amplían las perspectivas de lo que puede crearse.

En ese momento, el caos en el proceso creativo es esencial: hay que trabajar con él para que con posterioridad las ideas se vayan ordenando.

El trabajo con rizomas de palabras y conceptos clave

Otra forma de trabajar que me pareció súper interesante fue la que se realizó en el MNAD —Museo Nacional de Artes Decorativas-. El primer paso busca una inmersión de las personas involucradas en los procesos de co-creación: la puesta en conocimiento de los participantes de la causa, del proyecto, de su idiosincrasia, etcétera. El segundo paso será el juego en equipo generando ideas con palabras y conceptos clave, creando una mezcla divergente de ideas creativas. El tercer paso será la selección de ideas. El cuarto, su ordenación, el quinto la selección y el sexto, el descarte, arriesgándose con 1 sola idea. Lo interesante de este método es que tanto la selección de ideas en el tercero como en el quinto paso permite elegir una idea de otros grupos, lo cual significa una ampliación de la perspectiva en el propio proceso creativo. En la generación de ideas, una premisa es fundamental: no se juzga. Lo que hoy es extravagante, mañana puede ser algo nuevo.

Otras herramientas creativas

A la hora de generar ideas vimos el triángulo invertido que parte desde la idea de negocio pasando por diferentes estadios hasta llegar al producto o servicio, más específico. Es una herramienta muy útil que permite concretar lo que podemos ofrecer a los usuarios partiendo desde concepciones más abstractas y abiertas. Existe la posibilidad de hacerlo de forma inversa: si tenemos un producto o servicio que ofrecer, podremos avanzar hasta llegar a la idea de negocio general que englobará este producto o servicio. Esta herramienta nos permite optimizar la información y prototipar rápidamente.

Conclusiones personales

El arte y la creatividad eran conceptos diferentes en mi cabeza antes de la sesión. Ahora soy capaz de entender y de ver la aplicabilidad de ambos términos en el proceso de desarrollo de ideas de negocio y de productos o servicios.

Las herramientas creativas son esenciales para poner a trabajar nuestro hemisferio derecho.

Innovación K*órdica, by José Almansa

Emprendedor .v. Innovador

La dicotomía emprendedor-innovador tiene una especial relevancia en un elemento esencial, el cual diferencia a estas dos figuras. No es otra que la necesidad no resuelta.

El emprendedor no es -al menos, no únicamente-, quien a través de un proceso creativo visualiza o da cuenta de una necesidad no resuelta, dando como resultado una innovación. El emprendedor tiene el coraje y el valor de atreverse a ejercer una actividad económica con una idea, que pretende satisfacer necesidades, resueltas o no.

Necesidad no resuelta

La necesidad no resuelta es pieza clave en la diferenciación entre el emprendedor y el innovador. El innovador trabaja para satisfacer algo que aun no ha sido cubierto por el ámbito en el que se desenvuelve. No hablamos únicamente de una nueva técnica de producción, o de una optimización de un método de enseñanza. La necesidad no resuelta puede existir en cualquier ámbito y, en mi opinión —y tras un debate filosófico con mi pareja, anoche dando un paseo bajo la lluvia-, las necesidades son un coto cerrado y rígido: en este sentido, las necesidades se despiertan a través de las emociones —véase, en este sentido la pirámide de Maslow-.

La necesidad no resuelta se articula en un concepto fundamental y diferenciador: el punto de partida. Y es que, si el emprendedor y el innovador confluyen en la figura del primero, entonces tendrán el mismo punto de partida. Ahora bien, si no es así el innovador estará empezando desde cero. Por su parte, el emprendedor no tiene porqué empezar desde cero: es más, no tendría sentido. Para qué construir algo que comparte sus raíces con otros proyectos o realidades, si ya tienen rodaje en la vida real y en el mercado.

El innovador va más lejos. El innovador sin duda, tiene como leit motiv la realización personal. Y esto, a mi juicio, lo diferencia del emprendedor. No cabe lugar a decir que, sería deseable que el emprendedor no solo tenga una motivación económica, de reconocimiento social, entre otras motivaciones extrínsecas. Si la motivación es inherente a la persona del emprendedor, las probabilidades de que su ejecución satisfaga las necesidades de las personas será más elevada, y las podrá satisfacer de forma más efectiva. No pretendo defender la idea del trabajo gratis, pero ciertamente algo de razón hay en el dicho haz de tu pasión tu profesión, y no trabajarás nunca más. Fuera de los matices de dicha expresión, algo de luz hay en la penumbrosa frase. No creo que se trate de trabajar o no, sino de trabajar motivado o trabajar dopado-motivado, a través de motivaciones puramente exógenas.

Proceso creativo

Lo que sí puede variar no es la necesidad en sí, sino la forma en la que se satisface o se resuelve. Ahí es donde entra en juego el proceso creativo. La forma en la que el innovador piensa, desarrolla, prueba y ejecuta sus teorías, sus pensamientos e, incluso, su intuición y sus sentimientos. El proceso creativo está presente, por supuesto, en el emprendedor. Si no, estaría abocado al fracaso. Por ejemplo, si tratamos de traer una idea de negocio puntera en Argentina, quizás su ejecución en España requiera ciertas modificaciones y adaptaciones, debido a las diferencias culturales, jurídicas, sociales, contextuales, etcétera.

La estructura de la metodología Grasshoper Empresa

Antes de empezar el BAT, esto me sonaría a chino mandarino. Pero, tengo que decir que la herramienta que nos ofrece J. Almansa es brutal. Ahora, esto es como un cuchillo afilado. Primero, aprende a cogerlo, luego aprende a cortar con cosas sencillas, y luego practica y experimenta. Estamos sumergidos en un proceso de aprendizaje y este método simplifica de manera efectiva y eficiente ciertos aspectos que deben tenerse en cuenta a la hora de elaborar un plan de innovación. Por lo visto hasta el momento: el the challenger y the challenge y the challenging diría que es un modelo completamente servible para la generación de una idea de empresa que —también- satisfaga necesidades ya resueltas, ya que permite evaluar ciertos aspectos que, en mi opinión, podrían aumentar las probabilidades de éxito y de mejorar respecto a la competencia.

The challenger

Esta primera pieza es realmente interesante. Podría parecernos demasiado simple y plano. Sin embargo, el resultado no es tan así. Nos requiere ser sinceros, proactivos y jugadores de equipo, entre otras competencias. Las mentes no emprendedoras o no innovadoras quedarían descalificadas en este primer corte, o pasarían a su riesgo, de reducir —cuanto menos- sus probabilidades de éxito. The Challenger se articula a través del Innovation contract. Las preguntas evaluadas son muy sencillas, aunque en este caso yo remarcaría su utilidad y su conveniencia. La sencillez genera eficiencia, dicho sea de paso, y no sé quién, pero yo prefiero sencillez en todo: elaborar sencillez requiere de un complejo proceso de síntesis y evaluación. Una vez estamos llegando al final del innovation contract, viene la guinda del pastel: el posicionamiento de la innovación K*órdica. Tengo que decir que, lo primero que pensé cuando vi dicho término es: o estamos hablando de edredones o de instrumentos, pero ¿Otra cosa?

La escala de innovación K*Órdica se basa en entender dónde estamos y dónde deberíamos estar. Así, tiene dos extremos: el orden y el caos. Estos términos son necesarios, y como el estrés o la insulina, tienen unas características, sin que dejen de ser positivas y negativas para nuestros cometidos. El orden se manifiesta en el proceso y el caos en la creatividad. El caos no es negativo per sé, al igual que no ocurre lo mismo con la concepción positiva que tradicionalmente se le da al orden. La escala K*órdica se modifica debido a ciertos acontecimientos que pueden suceder tanto en el seno de la empresa como en el ámbito externo de la misma.

Para conocer el posicionamiento actual de la empresa se abordan cuestiones como el empoderamiento de los empleados o la estructura organizativa de la empresa. Al final, nos dará un resultado más o menos próximo al orden y al caos dentro de la escala de valores.

Por otro lado, ¿Cómo saber qué queremos conseguir? ¿Dónde queremos estar? Esta parte de la escala: la inherente al mundo externo me parece sumamente interesante. No es cuestión de lo que tú quieres, como parte de la empresa, sino del rumbo que es necesario tomar. Es un trabajo súper delicado pero, sin duda gratificante, colocar a la empresa en la escala para saber a dónde vamos. Entonces, cuando ves el resultado tienes una herramienta poderosa para aplicar ciertos cambios o ejecutar ciertos movimientos en el futuro.

The challenge

Si el primer paso era potente, este segundo no se queda atrás. Comenzamos con el establecimiento de la necesidad no resuelta. La idea de esta metodología parte de que no se puede realizar un plan desde una necesidad. Entonces, ¿De dónde partimos? Partimos de un reto: transformaremos la necesidad no resuelta en un reto, que sera concreto —en tiempo y forma-, medible y evaluable. El reto suele comenzar con la preposición cómo, y precisa de una formulación específica. En nuestro caso, con el proyecto de British American Tobacco, experimentábamos con la creación de un nuevo producto: un cigarrillo que genere en el usuario las mismas sensaciones que el tabaco convencional sin que este contenga aditivos, se componga de ingredientes naturales, sea menos perjudicial para la salud de los consumidores. Y, si no hubiera asistido a la clase de hoy, seguiría pensando que la necesidad no resuelta es la que tiene que determinar el plan de cómo voy a conseguirlo. Pero, se encendió la bombilla: si un cliente en ARNCoaching viene y nos comenta que quiere quitarse la chicha. En este caso, tendremos que medir cuánta grasa tiene el cliente y decidir qué vamos a hacer para conseguir el objetivo. Necesitamos datos reales, concretos, ya que, como mucho se nos dice a los entrenadores personales: lo que no se define no se puede medir, y lo que no se mide no se puede mejorar. La frase no es sino del físico y matemático Lord W. T. Kelvin. Y tal cual. De hecho, esto ha venido a mi mente mientras escribo este texto. Pues, la aplicabilidad de la afirmación es rotunda.

Para el caso de BAT, la formulación del reto podría ser tal que así: cómo crear un producto que satisfaga al 70% de los usuarios fumadores habituales, en un plazo de 3 años. Ahora ya sabemos qué es lo que tenemos que conseguir. Retos hay tantos como necesidades no resueltas, e incluso pueden formularse diferentes retos para una misma necesidad no resuelta —o, al menos así lo entiendo yo, en este momento-.

The Challenging

Este proceso final consta de dos pasos:

  1. delimitar la posible solución. Así, la posible solución tendrá que ver muchísimo con el reto, y si lo hemos formulado bien, será una consecuencia del debate, del brainstorming, del trabajo en la formulación del reto. De hecho, cuando empiezas a trabajar con este método, el proceso tiene una lógica: un orden. Y dentro de las partes que lo integran, surge el caos, el desorden en la mente, y este cobra especial relevancia en el siguiente paso;
  2. co-crear. Sin duda, un paso primordial si es posible realizarlo. En sí, cuando estábamos gestando ARNCoaching no sabía que eso se llamaba así, pero lo hicimos. Nosotros usamos la co-creación como un apoyo a la empatía. ¿Cómo ponerse en la piel del potencial cliente? ¿Qué piensa tu cliente? Nada mejor que preguntárselo y hacerlo partícipe de la innovación.

La co-creación es la gestación de una idea con las ideas de todos los participantes. No existen barreras o límites. Se le permite a los participantes que aporten sus ideas. Estas ideas se ordenarán con posterioridad y se debatirá la relación de unas con otras, para simplificar su número y elegir las mejores. Es decir: se producirá un desarrollo de las mismas.

Para que la co-creación tenga éxito se requiere el trabajo de un facilitador, que elaborará las preguntas y ordenará las ideas de los participantes. No es como la banca del monopoly. Creo que la parte psicológica y las dotes comunicativas, así como ciertas competencias personales tales como la empatía, el trabajo en el equipo, la capacidad de escuchar, entre otras, son especialmente relevantes.

Conclusiones personales: cómo sigue la historia

El método Grasshoper para la innovación de J. Almansa me ha dejado intrigado y quiero saber cómo sigue. Hasta el momento, puedo apreciar un meticuloso trabajo de ordenación y simplificación de ideas, con el fin de lograr un plan de innovación completo. Permite una visión global del método, como si de un canvas se tratase. Dentro de cada pieza existe un objetivo concreto que tiene sentido por sí mismo y que se relaciona y enlaza con los siguientes cobrando un sentido conjunto, como si de una melodía musical se tratase.

Lo que sí que haré será emplearlo por mi cuenta para continuar el desarrollo y la mejora de nuestro proyecto: ARNCoaching.

¿Cuál es el primer paso para innovar? by José Almansa

En esta primera sesión con José Almansa no puedo decir sino que me llevo un buen sabor de boca. Empecé la sesión con la sensación de esperanza, ya que la reunión inaugural fue no solo inspiradora sino prometedora de lo que se puede hacer en este máster y en la universidad.

La innovación es un resultado. La innovación en sí, no existe y no se le espera. Al menos, no debería. Lo que sí que existen son: una necesidad no resuelta, una persona innovadora y un proceso creativo. Todo esto tendrá como resultado una innovación, pero aislarla como concepto es absurdo en tanto que no tiene lugar si no existen los factores anteriormente enumerados.

Esta controversia o idea difícil de digerir para el público en general tiene su explicación en la propia existencia del innovador o innovadora. Y para entender eso, hay que seguir el mismo proceso que el que se requiere para ser la persona innovadora.

En primer lugar, todos nacemos potencialmente innovadores. Pero conforme aprendemos, nos adoctrinan o nos dejamos adoctrinar, vamos adquiriendo respuestas a preguntas que nos hacíamos previamente. Estas respuestas, en numerosas ocasiones no comulgan con la pregunta en sí: 2+2 son 4 porque así nos lo han dicho; para el dolor de cabeza ibuprofeno, porque así nos lo han dicho. Cuanto más jóvenes somos más preguntas tenemos. Así, conforme vamos creciendo nuestras respuestas van aumentando, dejando preguntas resueltas —bien o mal resueltas-.

Nacemos con preguntas y, para almacenar las respuestas las metemos en una mochila —imaginaria-. Pero algo curioso ocurre cuando estas respuestas a preguntas, a problemas, a necesidades, no funcionan: cuando la respuesta —remedio- no sirve para la pregunta —problema, necesidad-. Entonces, nos ponemos nerviosos. La inseguridad se apodera de nosotros y nuestra mente deja de funcionar correctamente: esta necesita de estabilidad y seguridad para hacerlo. Demasiada presión, ¿No?

Necesidades no resueltas

Las necesidades no resueltas no requieren de respuestas, sino de preguntas. Porque, para dar una respuesta tenemos que conocer a fondo la pregunta. ¿Está la pregunta formulada de forma que recoge la esencia de la necesidad no resuelta? ¿Estamos respondiendo de forma coherente y lógica a la pregunta? ¿Es la coherencia y la lógica el camino para responder a la pregunta? Pues bien, espero dar respuesta, nunca mejor dicho a estas cuestiones, con estas sesiones, o al menos acercarme más. Aventuro que será un depende, como todo en la vida: quizás antes me frustraría, ahora me encanta.

La re-conexión con nuestro niño interior

Parece mostrarse fundamental para evaluar dichas necesidades no resueltas, y el ejercicio de escribir una carta a mi yo niño es un ejercicio muy útil. Y además, disfrutable. Creo también, que por ahí va más la cosa: como en nuestro ámbito profesional de ARNCoaching, buscamos la adherencia al plan nutricional a través de la experiencia, que debe ser muy positiva para garantizar que el cliente consigue sus objetivos. Si no, nos podemos olvidar de que lo logre y que lo haga con nosotros.

La re-conexión no es un proceso completamente racional, ya que la mente se desenvuelve en lo conocido: y nuestro niño interior tiene tantas preguntas y vive en un entorno tan dinámico que no es la mente la que está controlando la generación de la respuesta a las necesidades. Por tanto, ha de ser otra cosa: no sé si es el espíritu, el alma, la intuición, o una combinación de todas, la que nos abre ese camino, pero sí que es interesante abordar dicha posibilidad, ya que de otra forma estaremos estáticos sin crear un mundo nuevo de cosas que ya tenemos, de crear una respuesta que suponga una innovación.

Esto no es todo, una vez que la innovación se haya dado, es muy probable que esta colisione con el ecosistema, en lugar de integrarse en él. El ecosistema donde debe convivir la innovación es hostil a tres niveles: la administración, que quiere mantener el status quo imperante; los inversores, que no pondrán capital sobre ideas que son caos, hasta el momento en el que sean no solo viables sino rentables, por lo que rechazan proyectos caóticos, y; la competencia, que intentará copiarnos si ve que nuestra innovación está generando un avance o beneficio.

Conclusiones personales

La innovación, ¿Va ligada a motivos económicos? En mi opinión sería absurdo tomar ambos conceptos como una relación inseparable. Existe una separación entre el emprendedor y el innovador. A mi juicio, el innovador puede ser emprendedor, o no. Ser emprendedor no significa ser innovador. Puede, por tanto, el innovador tener un motivo o una razón que lo mueva más allá del beneficio económico, y dicho beneficio económico no empapa el trabajo ni los beneficios que puedan generar los emprendedores o los innovadores con sus acciones.

Introducción al máster BAT: Business, Art & Technology

Cuestiones previas

La sesión inaugural del nuevo máster BAT ha sido bastante prometedora. El curso 2019-2020 supuso para mí un regreso a la educación reglada universitaria, tras el paso por dos etapas estudiantiles bien distintas. Por un lado, fueron 5 años de licenciatura en Derecho (2009 – 2014) en donde aprendí más de mí mismo y de lo que no quería hacer con mi tiempo que sobre el marco legal, búsqueda de legislación y otros menesteres que fuesen los objetivos docentes de la programación. Un camino universitario marcado por el crecimiento personal, con momentos cercanos a la depresión, con una marcada apatía y una falta de perspectiva, que culminaron en la sensación de falta de aprovechamiento de dichos 5 años. Y eso, me enseñó una lección: no por mi acción, sino por mi inacción. El quinto año me volvió proactivo, tras un cuarto curso desastroso, con menos de un 40% de las asignaturas aprobadas al final del curso, y con un total de 9 asignaturas anuales que superar: 4 de un año y 5 de otro.

Pero, si algo me aportó mi experiencia universitaria fue eso: crecimiento personal, y para ello no tuve que hacer sacrificios, solo tuve que cambiar mi actitud. Este proceso de cambio significaba darse cuenta de una realidad que no me gustaba. Y consecuentemente, de que no tenía que vivir de esa forma. Así, decidí embarcarme en un voy a aprobar todas. Decidí empoderarme y hacerme ver mi capacidad, ya no porque quería aprender y experimentar la belleza de la curiosidad y el dulce de investigar sobre cosas que te apasionen, sino por demostrarme a mí mismo de que, incluso en combates difíciles se puede ganar. Solo hay que saber qué no hay que hacer en ciertos momentos del mismo.

Dejando de lado el proceso y el devenir de la situación, que dicho sea de paso acabó siendo el mejor año universitario de los habidos hasta el momento, me embarqué con posterioridad en un máster de gestión de entidades deportivas en una escuela privada, y aprendí muchísimo. Sí que tengo que decir que lo hubiera, de nuevo, aprovechado más con unos años más. Quizás con la edad que tengo ahora. Elegí hacer cosas no que me gustasen —ya que muchísimas veces no sabemos lo que nos gusta, si no lo hemos experimentado con anterioridad-, sino no elegir cosas que a priori no me agradan.

Así, el curso 2019 se presentó como una oportunidad de aprendizaje brutal. Cierto es que mi actitud fue muy positiva y proactiva y mi currículum así lo demuestra. Fue provechoso, gracias a mi proactividad y a mi intención de aprovechar todo lo posible. Pero, por otro lado sí que fue un poco chasco. En ciertas asignaturas faltaba motivación y había poco feedback así como poca pragmaticidad en el contenido. Fue como volver a mi carrera, con más experiencia, mejor predisposición y por ello con muchísimos mejores resultados. Ahora sí, la metodología necesita un cambio, necesita adaptarse a los tiempos actuales. No podemos seguir aprendiendo como en el siglo XIX. Tenemos tecnología, somos más creativos, tenemos herramientas de conocimiento, analógicas y digitales, conocemos más métodos de enseñanza y vivimos en un mundo globalizado, ¿Por qué se han empeñado en mantener lo que no funciona? ¿Por qué es tan rígido el sistema de enseñanza, al menos, en la experiencia que a mí me ha tocado? ¿Por qué no nos damos cuenta o, por qué no cambiamos aquello que no es eficiente, que no es sostenible para un aprendizaje efectivo? Acaso, ¿No nos damos cuenta que nuestro futuro, nuestra productividad y nuestro valor tanto en el mercado como en la sociedad está en juego? No es cuestión de pasar sin pena ni gloria. Es cuestión de marcar la diferencia, aunque sea de forma pequeña. No es un cliché el un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la humanidad.

Todas esas cuestiones retóricas han empezado a disiparse poco a poco desde que acabé el máster de Asesoría Jurídica de Empresas (2019 – 2020). Mi pareja y yo nos embarcamos en un proyecto empresarial: ARNCoaching, que no para de desarrollarse y de adoptar nuevas ideas y perspectivas gracias a un crecimiento personal y profesional multilateral. Dedicar mi tiempo a mi otro trabajo —las clases de piano, las cuales me han aportado casi 10 años de experiencia súper valiosa y muy aplicable a este nuevo proyecto-, vivir de forma independiente —tras estar 13 meses en Letonia, haciendo un Servicio de Voluntariado Europeo, y experimentar vivir en otros países durante otros 2 meses, en el sudeste asiático-, leer todas las noches, escuchar podcast sobre emprendimiento, marketing, ver vídeos sobre ejercicio físico y rehabilitación de lesiones, repasar mis cursos sobre entrenamiento y acondicionamiento físico y nutrición, así como compaginarlo con ocio en pareja y conexión con la naturaleza, me motiva y me hace darme cuenta de lo que es el crecimiento.

Y hoy, parece que tengo la suerte de poder iniciarme en un proyecto que pinta como un booster más que como un lastre: y eso, da esperanza, despierta la curiosidad y te da ganas de avanzar. Y es algo que agradezco. Ojalá que esto siga por esta senda, incluso aunque la gestión de la pandemia amenace por poner más piedras en el camino.

ODS (y no es una hoja de cálculo de LibreOffice)

Los ODS son, brevemente, los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se marcan los países miembros del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y que se recogen en la Agenda 2030.

Los ODS deberían de estar en las escuelas desde los 3 años. Son fácilmente entendibles por los niños, han de ser inculcados junto a los valores sociales que se enseñan en el colegio y tienen una repercusión espectacular en la visión que podemos tener del mundo como sociedad.

Estos ODS son 17, y apuntan a las llamadas 5P, que podría confundirse con el marketing (producto, precio, plaza —distribución-, promoción y personas o post-venta). Pero no es el caso, sino que hace referencia a: persona, partnership o partenariado, planeta, prosperidad y paz. Estos 17 objetivos están estrechamente relacionados con una P en particular: la de persona. Y tienen como objetivo, valga la redundancia, la sostenibilidad: tanto económica, como social y medioambiental, esta última quizás la más conocida debido a la repercusión mediática y a su promoción a través de otras iniciativas como el Convenio de Cambio Climático.

Actualmente, hay 193 países trabajando en un mismo proyecto, y este proyecto finalmente converge tanto el Convenio de Cambio climático y la Agenda de Desarrollo social, y de ahí que existan 17 objetivos y que no sean todos verde. Este proyecto es la Agenda 2030.

Los 17 ODS se interrelacionan entre sí de forma evidente: no tiene sentido hablar de unos sin los otros, ya que son diferentes patas de una misma mesa. Si se cae la mesa, se nos cae a todos.

Conclusiones personales

Los ODS tienen una configuración especial: no son un Reglamento ni una Directiva, vinculantes y de obligado cumplimiento por los países miembros. Son más como una Responsabilidad Social Corporativa, lo cual incentiva más que obliga, permitiendo un mejor funcionamiento del mismo que parte del compromiso general de los Estados. Quizás ello se basa en que estamos más dispuestos a hacer lo que queremos o podemos hacer que lo que tenemos que hacer.

Los ODS, ¿Pueden integrarse en la política económica de las empresas?

En mi opinión, sí. Como en el caso de ARNCoaching, en la que nos dedicamos a la mejora de la salud física, psicológica y emocional de las personas a través del ejercicio físico y la alimentación saludable, abordamos dos problemas fundamentales y ODS: por un lado, la salud. Trabajamos por mejorar la condición física de nuestros clientes, de devolverles la funcionalidad que han perdido, solucionarles problemas —como por ejemplo, ser capaces de abrocharse los zapatos por sí mismos-, dotarles de un entorno hormonal en correcto funcionamiento, optimizar sus ingestas dietéticas y lograr sus objetivos personales, brindándoles así una mayor autoestima, confianza y felicidad. Por otro lado, la educación, ya que nuestro servicio se desarrolla a través de dos pilares, el acondicionamiento físico y la educación nutricional: tenemos la responsabilidad de enseñar por qué funcionamos y trabajamos de cierta manera para que las personas no sean esclavos de lobbies, de anuncios, de deseos y necesidades despertadas con un fin económico ajeno, sino que sean responsables de su propia vida y de sus propias decisiones, haciendo que entiendan el poder de sus acciones y decisiones.

Por tanto, los ODS casan perfectamente con acciones empresariales cuyo fin último es el crecimiento económico, porque hay mil maneras de llegar a Roma: por ende, lo que importa no es llegar sino cómo hacerlo.

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